¿Quien no ha sido herido por algo o por alguien? Esa herida cicatriza pero sigue ahí para siempre. Incluso en una convivencia de amor correspondido aparecen muchas veces pequeñas heridas causadas por celos, complejo de inferioridad o poca seguridad en el ser amado.Y no sólo heridas de amor, puede que incluso, en algunas ocasiones, el amor no tenga nada que ver. De hecho, puede que a veces nos dañen más los extraños o aquellos a quienes jamás permitiremos asomarse a nuestros sentimientos.
Incluso nos duele el miedo al propio ridículo, a no pertenecer a este mundo de vorágine derrochadora y perfecta donde nos toca sobrevivir. Duele compararte con un entorno vacío e infantilizado y a pesar de estar convencido/a de que no podrías ser de otra manera, sentirte insignificante es el esfuerzo para no rendirle pleitesía a nadie.
Heridas sociales y minúsculas que van apareciendo en el corazón de un Gulliver paralizado por liliputienses. Quizás hubiera sido más acertado haber titulado el blog: "Seguir sobreviviendo ".
Aunque tampoco importa, nunca he pretendido etiquetar mis sentimientos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario